Pablo acaba de llegar. Antes de sentarse, el
celular ya le sonó de tres maneras distintas. Julieta y yo lo miramos, él mira
el aparato. Es su novia, como siempre. Le habla por whatsapp, por Facebook, por
mensaje. Lo llama.
—Bueno, pero yo ahora no puedo, recién llego acá.
—…
—En lo de las chicas.
Apenas termina de decirlo aleja el teléfono. Se
escucha una voz femenina que grita:
—PERO YO ESTOY MAL, NECESITO HABLAR CON VOS.
Se llama Carla, pero le decimos -sin que ella
se entere- Hamburguesa. Es porque trabaja con él en Mc Donald´s. El tema es que
Hamburguesa no entiende que, para nosotras, su novio es asexuado. Si supiera
que una vez soñé con él y sus genitales eran los de un Ken, se quedaría más
tranquila. O no.
—Pasa que cortamos –dice Pablo.
—Ah, bueno, entonces es otra cosa. ¿Por qué cortaron?
—Porque me llamó Sharon el otro día para decirme que se le había muerto
otro amigo en Guatemala. -Sharon: la ex-.
—No, ¡qué mala leche tiene esa mina!
—Y bueno, yo fui, me dio cosa. Me quedé hasta las diez de la noche.
—Ah, por eso está así.
—Sí, pero me cagó a patadas.
Pablo se señala el meñique, tiene un tajo y
sangre seca. También se señala el brazo, tiene un rasguñón. Siguen los sonidos
en su celular. Cada vez que atiende, termina ella cortando y volviendo a
llamar. Mientras escribe sus últimos mensajes, le damos el discurso de siempre:
—Esto es tu culpa porque vos no le ponés un
límite, si la mina te dice que vayas a las tres de la mañana vos vas y tiene
que entender que no es así, que si estás con tus amigas estás con tus amigas y
punto. Pero vos le seguís contestando.
Esa es Julieta. Yo pienso que algún día debería
decirle que está estudiando con un compañero, para ver si reacciona igual.
Igual ahora está todo más tranquilo. Pablo se olvidó
el cargador y la batería del teléfono se termina.
—Es lo mejor que pudo hacer la tecnología por vos -esa soy yo.
—Me tiene harto, pero me siento culpable de dejarla así.
—Pero ella te cortó, que se la banque -de nuevo yo.
—Si te hace sentir mejor, andá. Porque para
estar así es lo mismo que no estés -esa no soy yo.
Sí, se va a ir. Los gritos lograron su cometido,
y Pablo, una vez más, nos abandona por una mina.
—Vos asegurate que yo no sea así de loca cuando
tenga novio, por favor –esa es Julieta. Yo le pido lo mismo.
* Este texto responde a una consigna dada en el marco del Máster de Crónica de la revista Orsai.
No hay comentarios:
Publicar un comentario